jueves, 4 de noviembre de 2010

[1] Reseña: Rojo Feroz de Jackson Pearce



Últimamente las reinvenciones de los cuentos clásicos están a la orden del día, el mismo cuento que todos hemos escuchado o leído en nuestra infancia sufre una transformación, se moderniza, tratando así de quedar más cercano al lector actual.
Pues bien, esta novela cambia nuestra forma de ver a esa niña de roja caperuza.
A pesar de que la historia ya había visto versiones debido a que se trataba de una historia de difusión oral, con el fin de prevenir de los peligros que entrañan los bosques y los desconocidos (en este caso, el lobo).
El primero en escribir la historia sería Perrault, también los hermanos Grimm la esc
ribieron siendo ésta la versión más conocida, Disney llevo la historia a la pantalla.
Y en 2005 se estrenó “La increíble pero cierta historia de Caperucita Roja” versión animada con tintes detectivescos que rompe con los típicos estereotipos de los personajes de la historia.
Tras tales antecedentes se sitúa la novela de Jackson Pearce, que da un giro a la historia destinada a un público más juvenil, dejando atrás la historia original más infantil.

En ella nos presenta una Caperucita Roja totalmente diferente: las hermanas Scarlett y Rosie March, de 18 y 16 años respectivamente. Totalmente diferentes, totalmente complementarias, ambas latiendo al ritmo de un solo corazón.
La narración de la novela está partida de modo que un capítulo es narrado por Scarlett y el siguiente por Rosie. Siendo la hermana mayor la que aporta la acción a la historia y la menor el romanticismo y la historia de amor.
Scarlett marcada por las cicatrices de toda una vida luchando contra los lobos o fenris, criaturas sin alma que antes de ser transformados fueron humanos. Esta lucha supone para Scarlett más que un mero deber, una obligación la de salvar a las chicas inocentes que los fenris matan (libélulas, como ella misma las define). Pero también una pasión, la de luchar contra estas crueles criaturas que marcaron su pasado.
Y Rosie, más joven, más alegre y que desea en su futuro algo más que una lucha eterna. Que comprende y apoya a su hermana pero no comparte su visión.
Ambas conforman una Caperucita muy especial, que en vez esperar a ser devorada por el lobo feroz lo atrae con esa llamativa capa roja y lucha contra él, hachas o cuchillos en ristre salen a cazar a estas criaturas desalmadas antes de que causen algún daño.

También entra en la historia Silas, un joven leñador, socio y amigo de nuestras protagonistas, voz de la razón para Scarlett y apoyo para Rosie cuando anhela “vivir una vida normal” pero siente que no puede porque se lo debe a Scarlett. Ejerce un papel interesante mediando en ocasiones entre las hermanas, sin estar incluido en el vínculo único que ambas comparten.
Así se mezclarán pensamientos, emociones y sentimientos, en una difícil búsqueda que les traerá más de un dolor de cabeza a nuestras protas, ¿pero, acaso buscan Scarlett y Rosie lo mismo?
Una historia que refleja amistad, amor y la relación íntima entre las hermanas, a la vez que misterio y acción. Que nos muestra las heridas que sufren, presentes y pasadas, emocionales y físicas (sí, porque no sería lógico que nuestras caperucitas lucharán con sus hachas contra unos sangrientos monstruos y después salieran de la batalla sin tan siquiera despeinarse).
He de admitir que la expectativa de una Caperucita diferente, junto a una llamativa y sí, bonita portada me decidieron a darle una oportunidad.
Hacía mes y pico que había leído la primera novela de esta autora “Tres deseos”, muy dulce en mi opinión. Por lo que me sorprendió, cuando empecé a leer “Rojo Feroz”, encontrarme con una historia cimentada en un amargo pasado y un presente ciertamente duro para las protas.
También destacar el estilo de la escritora, que una vez más nos muestra las voces interiores” de nuestras protagonistas, sus pensamientos y sentimientos de forma clara y directa, como si en realidad estuviéramos charlando con Scarlett y Rosie en persona.
Así que, aunque la novela fuera diferente a como me la esperaba, no me decepcionó.
Lo que más me ha gustado de la novela: la alternancia en la narración, que da perspectiva a la historia y las personalidades fuertes de Scarlett y Rosie, harta ya de esas pobrec
itas protagonistas que dependen de otro para que las salve, pero no estas caperucitas, que saben luchar y salir de situaciones difíciles ellas solitas, negándose a rendirse y esperar un rescate.
Fragmento:
“Érase una vez un hombre que se llamaba John. Y vivía en una caverna con su hermana, Mary –John y Mary habían nacido en una caverna y vivieron en ella toda su vida. Siempre estaban en el fondo de la caverna, casi en la oscuridad, porque cuando intentaban
salir veían unos monstruos gigantes y oscuros en la pared. John y Mary no lo sabían, pero los monstruos no eran más que sombras.
-¿Por qué tenían miedo de las sombras?- atajó Rosie.
-Porque no sabían que los monstruos eran solo sombras, schatzi. Creían que eran monstruos de verdad, monstruos vivos que les hacían daño si se acercaban demasiado. Pues bien, un día su abuela entró a la caverna. Cogió a John y a Mary de la mano y los llevó hasta los monstruos; entonces les explicó que los monstruos no eran más que sombras, como los de las paredes de aquí.-
[…]
-Luego- continuó – su abuela los sacó afuera, bajo la luminosa luz del sol. La luz les hacía daño y les quemaba los ojos, porque era la primera vez que veían el sol tras vivir en la oscuridad durante tanto tiempo. De hecho, les hacía tanto daño que John pensó que tenía que estar soñando. Decidió que el sol y las sombras no eran más que un sueño y que la caverna y los monstruos tenían que ser reales. De modo que John volvió a entrar corriendo a la caverna, convencido de que la abuela les estaba gastando una broma. Pero Mary se quedó fuera, y aunque le hacía daño, esperó hasta que sus ojos se acostumbraron a la luminosa luz del sol.
-Así pues, schatzi, ¿quién tomó la decisión más inteligente? ¿John, que se negó a creer en la luz del sol porque era extraña y nueva, o Mary, que dejó que sus ojos se acostumbraran a la luz?”
De esta manera, Jackson Pearce introduce su propia versión sobre el mito de la caverna de Platón utilizando la voz de la abuela de Scarlett y Rosie, Oma March, relatándoselo a sus jóvenes nietas.
Esta historia supondrá el eje en torno al cual gira la acción de la historia, el reto que supone asumir la verdad o refugiarse en una ilusión.

PD.: `Schatzi´ significa `tesoro´ en alemán ;)

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